domingo, 27 de septiembre de 2009

"El deseable impacto de la Web 2.0 en mi quehacer docente”.

Sin duda la tecnología ha revolucionado la vida. Cuando paso horas en la computadora y no en la lavadora de ropa, reconozco que la tecnología me ha liberado más que muchos de los discursos feministas. El tiempo que deja libre a una mujer los quehaceres domésticos es ahora mayor que en la época de mi madre, lo agradezco.

Pero si una lavadora logra tal liberación Internet no tiene límite. Investigar, comunicar, informar, entretener, etc. son algunas de las actividades que realizamos con el apoyo de una computadora y la conexión a una red, una maravilla.

En la escuela el cambio también ha impactado, el docente no es el depositario ni de la información ni del conocimiento, ni que decir de las modalidades de aprendizaje, ya no vamos a la escuela, la escuela viene a nosotros dicen algunos estudiantes.

Que también se tiene acceso a material dañino, es cierto, que nuestros jóvenes pierden tiempo en conversaciones sin sentido, se exponen, se relacionan con gente nociva y que la información es abrumadora y en ocasiones no es confiable, también es cierto. Cobra entonces importancia la competencia de manejo de la información, tenemos que desarrollarla y apoyar a nuestros estudiantes para el mismo fin.

Consigna una de las rúbricas de evaluación de la especialidad respecto a la competencia de Manejo de la información: El criterio manejo de información (CMI) se refiere a la capacidad para obtener información relevante de los textos que se estudian.

Por lo tanto considero que un primer paso es revisar cómo se gestiona la información.

Gestión de la información.

Literal. Se percibe la información con rigurosidad y cuidado, se selecciona la información para darle un uso determinado.

Infrerencial. Se abstrae la información nueva a partir de la información dada, se establece relaciones y comparaciones entre sucesos.

Crítico. Se emiten juicios valorativos acerca de la información, se organiza la información con base en criterios y métodos.
¿Cómo percibimos la función del tutor?
Mi experiencia
Mi primera experiencia como tutora la tuve hace años con estudiantes de la “Normal del Estado Profr. Luís Urías B.”, estuve a cargo de alumnos que cursaban la" Licenciatura en Educación Secundaria de la especialidad de Biología", fue la única generación de ese plan de estudios. En ese tiempo no me pregunté si estaba haciendo bien mi papel, lo hice y punto. Cuando tomé el curso de “Formación de tutores” (junio-julio de 2008) los temas vistos me hicieron reflexionar, creo que salí de la zona de confort, pues ya en el módulo 1 (agosto-nov. 2008), constantemente revisé mi actuación y en algunos momentos no me sentí satisfecha de la labor desempeñada ¿era la guía? ¿ era la formadora? ¿era la acompañante?, siento que cumplí la mayoría de las veces más no en todas, ¿cuáles son mis fortalezas? ¿ cuáles son mis debilidades?,tengo ambas.
Mis fortalezas son que sé reconocer cuando me equivoco, las limitaciones que tengo y la humildad de pedir ayuda si la necesito. También puedo establecer buenas relaciones con las personas y compartir sus intereses, retroalimentar y generar un clima de confianza, soy tolerante y paciente, no tengo dificultad para trabajar de forma colaborativa y en general tengo fe en las personas.
Una debilidad que con frecuencia me señalan más es que soy muy flexible, otras yo las precibo, como no entender las instrucciones que me dan, las interpreto a mi modo y termino por hecer las cosas que no debería hacer. Otra de las debilidades que reconozco es que no tengo un eficiente uso de la tecnología, además no soy muy expresiva en la comunicación escrita, sin embargo estoy trabajando para superarlas.

La evaluación con el enfoque en competencias

Mtro. Fernando Prieto Hernández, gracias por compartir materiales sobre evaluación. Retomo parte del escrito para argumentar lo siguiente:

“Nuestra obligación, como educadores, dice Wiggins, es utilizar la evaluación básicamente en su versión formativa”…

Varios autores exponen la misma idea que Wiggins (Tobón, Ruiz Iglesias, Argudín, Valois Domínguez) , la evaluación debe ser formativa, diseñada para ayudar a mejorar el desempeño, el reto es que el diseño de la estrategia didáctica promueva eso que ahora se conoce como autorregulación. La autorregulación se entiende como la capacidad de la persona para dirigir su propia conducta. Suele considerarse que el aprendiz autorregulado lleva a cabo las siguientes actividades: formula o asume metas (competencia, unidad de competencia) concretas, próximas y realistas, y planifica su actuación; la observa, ayudándose si es necesario con alguna modalidad de registro de conducta (instrumentos de evaluación); la evalúa a la luz de criterios prefijados (pueden estár registrados en una matriz), con el fin de valorar su eficacia para conseguir las metas; finalmente, reacciona, dependiendo del grado de ajuste entre las demandas de la meta y la actuación real.

Para maximizar el aprendizaje autodirigido y autorregulado se requiere un excelente diseño de estrategias, esto es, la planeación se debe basar en las evidencias, indicadores y/o resultados de aprendizaje esperados.

En el caso del bachillerato general, ya están definidos los aprendizajes esperados, tenemos competencias genéricas, disciplinares y profesionales, unidades de competencia y los indicadores para saber cómo vamos caminando (indicadores de desempeño de conocimiento, habilidades y actitudes y valores), por lo tanto consideramos que ya está la norma, estándar o referente necesario para contrastar el desempeño.
Dentro de los atributos de las competencias es que son normadas y también son niveladas, no sé es competente de la noche a la mañana, es la práctica lo que lleva a la experticia.
Como bien dice Fernando Prieto “Entonces lo que la evaluación debe hacer es, precisamente, esa comparación, darla a conocer constantemente a l@s estudiantes y proveer la guía necesaria para acercarse al desempeño ejemplar”…
La guía debe estar dentro de la estrategia, por tanto considero que no se pueden planear estrategias de aprendizaje que no partan de cómo, qué y para qué se va a evaluar.

El tutor en línea

La función del tutor es de acompañamiento, de apoyo y guía a los participantes del programa. El tutor virtual tiene características específicas que involucran la mediación tecnológica, tiene mayores retos que la tutoría presencial, requiere de más competencias que ser docente en cursos escolarizados (Acuerdo 447), para el docente de modalidad no escolarizada y mixta hay 3 competencias más (Acuerdo 448).

Dice Seoane (2005) que se puede definir al tutor On- line como la figura docente y profesional que acompaña a un grupo de alumnos en una parte de su itinerario formativo, garantizando la eficacia del proceso de enseñanza- aprendizaje en todas sus facetas, fomentando la consecución de los objetivos, adquisición de contenidos, competencias y destrezas previstas para la intervención formativa de la que es responsable, en un contexto de aprendizaje colaborativo y activo, y evaluando el grado de cumplimiento de esos objetivos, tanto por parte de los alumnos como de la propia iniciativa formativa.